lunes, 23 de marzo de 2009

los temas tratados por el papa en africa

Benedicto XVI dijo ayer una imbecilidad monumental y evidentemente ha conseguido que los medios hagan lo que él quería: nombrarlo continuamente. Pero me gusta como lo “nombra” Ramón Lobo. El papa, África y el condón.
«He visto a misioneros y misioneras ejemplares repartir preservativos en hospitales y dar misas en lugares que si existiera dios se aparecería cada día porque allí no basta con un milagro. Recuerdo a una monja en un centro clínico de Ruanda. Le regañé entre bromas. “Madre; no sabe que el Vaticano tiene prohibido el condón”. Tras mirarme como si fuera un extraterrestre, replicó: “El 5º Mandamiento dice No matarás, y esto aquí es una cuestión de vida y muerte”. Cuando intenté seguir, me cortó posando su mano sobre la mía: “Si tengo que elegir entre el Vaticano y Dios yo ya he hecho mi elección”.»

lunes, 16 de marzo de 2009

San Pedro


Biografía
No se cuenta con más detalles sobre la vida de Pedro que los que recoge el Nuevo Testamento, excepto por algunos documentos de Clemente Romano que tratan de los últimos años de su vida. De acuerdo con la narración evangélica, Pedro era un pescador judío de Galilea, oficio que ejercía con su hermano Andrés; estaba o había estado casado, puesto que la curación de su suegra se recoge en los evangelios sinópticos (Mateo 8:14-17, Marcos 1:29-31, Lucas 4:38). Otros escritos, parte del corpus declarado apócrifo en Nicea, mencionan que había tenido una hija.
Pedro fue incorporado al grupo de los apóstoles a principios del ministerio de Jesús en Galilea. Según el testimonio de Juan (Juan 1:40-42), fue su hermano Andrés quien lo introdujo al grupo, tras haberse contado ambos entre los seguidores de Juan el Bautista. La narración de los sinópticos da otro punto de vista, narrando la historia de que al ver a ambos recoger las redes, Jesús invitó a los dos hermanos a hacerse pescadores de hombres (Mateo 4:18-22, Marcos 1:16-20, Lucas 5:1-10) y fue Simón el primero en reconocer a Jesús como el Hijo de Dios.
Fue uno de los tres discípulos íntimos que, según la Biblia, fueron testigos de la transfiguración de Jesús (Marcos 9:1). Según el relato bíblico fue el primero en reconocer a Jesús como el Mesías esperado (Marcos 8:29) recibiendo de Jesus el apelativo de Pedro (piedra) sobre la cual edificaría su Iglesia (Mateo 16:13-20).
Los evangelios recogen también la profecía de Jesús anunciando la traición de Pedro quien lo negaría tres veces consecutivas avergonzándose de ser seguidor de Jesus. Aún cuando la noche de la última cena, Pedro juró no apartarse de Jesús, al ser interrogado por los soldados romanos que lo habían detenido, negó tres veces conocerlo antes del canto del gallo, es decir, antes de que la noche acabase (Mateo 26:69-75, Marcos 14:66-72, Lucas 22:54-62, Juan 18:25-27). Luego de la resurrección, según lo relata Juan Juan 21:15-17, Jesús resucitado se aparece ante los discípulos y dirigiéndose a Pedro le hace reafirmar tres veces su amor por Él.

Pedro, pintura de El Greco
Tras la muerte de Jesús, la figura de Pedro es menos precisa. Si bien varios de los evangelios —tanto canónicos como apócrifos— dejan entrever que había sido especialmente atendido por Jesús (en Lucas 24:34 se narra una comunicación especial del resucitado a Pedro), los testimonios no son siempre coherentes. El evangelio de Mateo no vuelve a nombrar a Pedro tras haber éste negado conocer a Jesús. El autor de Hechos de los Apóstoles, sin embargo, presenta a Pedro como una figura crucial de las comunidades paleocristianas; es él quien preside la selección del reemplazo para Judas Iscariote (Hechos 1:15-26) y quien es examinado públicamente por el Sanedrín (Hechos 4:7-22, Hechos 5:18-42), tras invocar el nombre de Jesus cura milagrosamente a un hombre a las puertas del templo de Jerusalén, además de emprender misiones a Lidia, Jaffa y Cesarea y de estar presente en el Concilio de Jerusalén, cuando Pablo sostiene que el mensaje de Jesús se extiende también a los gentiles. La prédica de Pedro, sin embargo, estuvo por lo general limitada al pueblo judío a diferencia de Pablo que predicaba a los gentiles (personas no judías) aunque fue el que bautizó al primer cristiano no judío, en Cesarea, debido a una visión tenida en Joppe, el Centurión Cornelio y a su gente (Hechos 9:31).
El autor de los Hechos, sin embargo, se centra luego en las obras de Pablo, por lo que de los años posteriores es mucho lo que se ignora. De acuerdo con la epístola a los Gálatas, se trasladó a Antioquía, donde Pablo lo encontró más tarde (Gálatas 2:11). La primera epístola a los Corintios deja entrever que Pedro quizá visitó la ciudad en sus misiones (1Corintios 1:12).
Pedro se habría trasladado a Roma mientras Pablo se quedaba en Jerusalén. Allí habría participado en grupos de cristianos ya establecidos en Roma, sin embargo no hay evidencia en los relatos evangélicos; según otras tradiciones como las que mencionan Orígenes o Eusebio de Cesarea en su Historia Eclesiástica (III, 36) Pedro habría sido el que fundó la Iglesia de Antioquía, pero tampoco hay otra evidencia que lo verifique.

Cuestiones en torno a la llegada a Roma
Antiguamente, la Iglesia Católica aceptaba como verdadera la tradición, atribuída a Jerónimo de Estridón (340-420), que afirmaba la llegada de Pedro a la ciudad de Roma en el año 42, haber fundado la Iglesia en esa ciudad capital y haber sido el primer obispo de ella hasta su muerte en el año 67. Sin embargo, desde la segunda mitad del siglo XX, tras el notable avance de la Filología bíblica y la Arqueología bíblica, esta tradición ha sido casi totalmente abandonada. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que en la Biblia sólo se narran acontecimientos de la vida de los apóstoles hasta el año 60 d.c.
Del mismo modo, aunque existe debate sobre la fecha en que Pedro arribó a Roma (en torno al año 63 para algunos), hay acuerdo casi unánime en que los escritos patrísticos (respaldados por convincentes pruebas arqueológicas) no se equivocan al afirmar que el apóstol más respetado de la Iglesia Católica, sufrió el martirio en la ciudad de Roma no antes del 64 y no después del 67.

lunes, 9 de marzo de 2009

los padres de la iglesia

Se llama Padres de la Iglesia a un grupo de pastores y escritores eclesiásticos, obispos en su mayoría, de los primeros siglos del cristianismo, cuyo conjunto doctrinal es considerado fundamento de la fe y de la ortodoxia en la Iglesia

inoducción
La importancia de este grupo de escritores radica en su doctrina en conjunto: son los puntos en común entre ellos los que se toman en cuenta. Sus enseñanzas tuvieron gran peso en el desarrollo del pensamiento y la teología cristiana según su interpretación de la Biblia o las Sagradas Escrituras, la incorporación de la Tradición y la consolidación de la Liturgia. Los Padres de la Iglesia a menudo tuvieron que dar respuesta a cuestiones y dificultades morales y teológicas en medio de un ambiente convulsionado por persecuciones externas y conflictos internos producidos por herejías y cismas de la Iglesia post apostólica.
El título de «Padres» para este grupo aparece desde el siglo IV, tal como puede observarse en las palabras de san Basilio: «Lo que nosotros enseñamos no es el resultado de nuestras reflexiones personales, sino lo que hemos aprendido de los Padres».
Una primera lista oficial de los Padres de la Iglesia fue hecha por el papa Gelasio I.
Al estudio y análisis de la obra de estos importantísimos escritores de los primeros tiempos de la Iglesia se le llama Patrística. Al estudio de la vida y persona de los Padres se le llama Patrología. Estas dos ciencias han establecido una clasificación por generaciones y procedencias culturales para facilitar una comprensión más exacta del desarrollo de la teología cristiana.

Padres Apostólicos Desde el siglo XVII se llama Padres Apostólicos a aquellos Padres que tienen cercanía inmediata con los apóstoles, por lo que cronológicamente se ubican en el siglo I y primera mitad del siglo II. Sus escritos son respuestas a comunidades eclesiales en forma de cartas, documentos o recomendaciones, la mayoría de contenido moral antes que doctrinal, por lo que su estilo es sencillo y directo, ya que iban dirigidas a comunidades con situaciones específicas.
Entre estos escritores se cuenta a Clemente de Roma, san Ignacio de Antioquía, Papías de Hierápolis, san Policarpo de Esmirna y, entre los escritos sin autor conocido, la Didaké, la Carta a Diogneto y el Pastor de Hermas.

Los Apologistas cristianos
A partir de finales del siglo III se pierden los testimonios directos de la vida de Jesús y de la época apostólica con la muerte de los discípulos de los apóstoles. Los escritores sagrados, desde la muerte de esta generación, solo tuvieron el testimonio de las Sagradas Escrituras, y de la Liturgia y la Tradición mantenida en cada una de las Iglesias particulares. Estas primeras generaciones de escritores cristianos aún vivieron en la persecución y se les conoce como «Apologistas» por la defensa que hacían del cristianismo frente a gentiles y otras doctrinas de la época. Entre ellos destacan san Justino, san Ireneo de Lyon, san Hipólito de Roma, Novaciano, Tertuliano; formando la Escuela de Alejandría, Orígenes –el padre de la Teología–, san Panteno, san Cipriano y san Clemente; y, de la Escuela de Antioquía, san Luciano.
La inclusión de unos autores, bien como Apologistas, bien como Padres de la Iglesia, depende más bien de criterios de estudio, que por razones generacionales.

Los Grandes Padres de la Iglesia En principio, la denominación de Padres de la Iglesia se guardó para cuatro grandes personalidades de la Iglesia oriental, a los que se agregaron otros cuatro de la occidental:
Los cuatro grandes Padres griegos son:
San Atanasio el Grande
San Basilio de Cesarea
San Gregorio Nacianceno
San Juan Crisóstomo
Y los cuatro latinos:
San Ambrosio de Milán
San Agustín de Hipona
San Jerónimo de Estridón
San Gregorio Magno
Pero habitualmente se conoce como Padres de la Iglesia a una serie más amplia de escritores cristianos, que va desde estas generaciones (siglo III) hasta el siglo VIII, y que se caracterizan por la ortodoxia de su doctrina, santidad de vida y el reconocimiento de la Iglesia. Su edad de oro fueron los siglos IV y V y florecieron tanto en Occidente, donde escribieron en latín, o en Oriente, donde lo hicieron en griego e incluso en siriaco, copto, armenio, georgiano y árabe. En sus obras se sirven de la cultura griega y latina para explicar con gran profundidad y claridad los misterios cristianos.

Padres orientales También conocidos como Padres Griegos, aunque no todos ellos escribieran en esa lengua. El más antiguo de ellos es san Atanasio (295-373), obispo de Alejandría, que tuvo un papel relevante en el Concilio de Nicea I. Luego destacan los «grandes capadocios», título común de los hermanos Basilio de Cesarea (329-389) y Gregorio de Nisa (335-394), así como su amigo Gregorio de Nacianzo (†389), quienes escribieron abundantemente contra la herejía arriana.
En la parte oriental del Imperio romano se desarrollan posteriormente dos escuelas teológicas muy importantes alrededor de los patriarcados de Antioquía –cuyo principal representante es san Juan Crisóstomo (344-407), patriarca de Constantinopla, célebre por sus homilías– y Alejandría –con san Cirilo (380-444), defensor de la maternidad divina de María en el Concilio de Éfeso–.
El ciclo de los Padres orientales lo cierra san Juan Damasceno (675-749), agudo teólogo que, además de luchar contra el maniqueísmo y la superstición, anuncia casi cinco siglos antes la incorporación del Aristotelismo a la filosofía cristiana.

Padres occidentales También conocidos como Padres Latinos o Padres de la Iglesia de Rito Latino. El primero de los grandes Padres occidentales fue san Ambrosio de Milán (333-397), compositor de grandes himnos y persona muy influyente; bautizó al que iba a ser el mayor de todos ellos, san Agustín de Hipona (354-430), figura cumbre de la historia cristiana y de la Humanidad. San Jerónimo (342-420), insigne cultivador de la historia y de la Sagrada Escritura, nos dejó su célebre Vulgata, la Biblia traducida directamente del hebreo y del griego al latín.

Isidoro de Sevilla, por J. Alcoverro (1892, Madrid).
La Iglesia de Occidente cuenta también entre sus Padres a dos Papas, a los que se les atribuye el apelativo de Magno, León I (†461) y Gregorio I (540-604) y al padre del monacato occidental san Benito de Nursia. Además varios obispos de las Galias, como Cesáreo de Arlés (470-543), formulador del Dogma de la Gracia, Gregorio de Tours o Hilario de Poitiers; el gran grupo de los Padres hispánicos, en el que destacan Osio de Córdoba, Martín de Braga y los hermanos Leandro (†600) e Isidoro de Sevilla (560-636), autor de la primera enciclopedia cristiana, las Etimologías; y, cerrando el ciclo, el inglés Beda el Venerable (673-735), continuador de la obra sapiencial del Doctor Hispalense.
En adición a los cuatro padres tanto de la Iglesia oriental como la occidental, la patrística estudia la obra de otros muchos escritores cristianos que han recibido igualmente el título de padres de la Iglesia. La abundante obra de estos escritores sigue siendo a través de los siglos lectura obligada y referencia segura en el planteamiento de las ideas y enseñanzas de la Iglesia católica aún hoy en día.

Lista de los Padres de la Iglesia En la siguiente tabla aparecen los principales Padres de la Iglesia ordenados alfabéticamente y con su fecha de muerte entre paréntesis.
Padres Griegos
Padres Latinos
San Andrés de Creta (†740)
San Ambrosio de Milán (†397)
Afraates (siglo IV)
Arnobio (†330)
San Arquelao (†282)
San Agustín de Hipona (†430)
San Atanasio el Grande (†373)
San Benito de Nursia (†550)
San Atanasio sinaíta (†700)
San Cesáreo de Arlés (†542)
Atenágoras de Atenas (siglo II)
San Juan Casiano (†435)
San Basilio Magno (†379)
San Celestino I (†432)
San Cesáreo de Nacianzo (†369)
San Cornelio (†253)
San Clemente de Alejandría (†215)
San Cipriano de Cartago (†258)
San Clemente Romano (†97)
San Dámaso (†384)
San Cirilo de Alejandría (†444)
San Dionisio (†268)
San Cirilo de Jerusalén (†386)
San Enodio de Pavía (†521)
Dídimo el Ciego (†398)
San Eucherio de Lyon (†450)
Diodoro de Tarso (†392)
San Fulgencio (†533)
San Dionisio el Grande (†264)
San Gregorio de Elvira (†392)
San Efrén de Siria (†373)
San Epifanio (†403)
San Gregorio Magno (†604)
Eusebio de Cesarea (†340)
San Hilario de Poitiers (†367)
San Eustacio de Antioquía (†siglo IV)
San Inocencio de Roma (†417)
San Firmiliano (†268)
San Ireneo de Lyon (†202)
Genadio I de Constantinopla (siglo V)
San Isidoro de Sevilla (†636) (Considerado el último de los padres occidentales)
San Germano (†732)
San Jerónimo (†420)
San Gregorio de Nacianzo (†390)
Lactancio (†323)
San Gregorio de Nisa (†395)
San Leandro de Sevilla (†600)
San Gregorio Taumaturgo (†268)
San León Magno (†461)
Hermas (siglo II)
Mario Mercátor (†451)
San Hipólito (†236)
Mario Victorino († h. 382))
San Ignacio de Antioquía (†107)
San Martín de Braga (†579)
San Isidoro de Pelusio (†450)
Minucio Félix (siglo II)
San Juan Crisóstomo (†407)
Novaciano (†257)
San Juan Clímaco (†649)
San Optato (siglo IV)
San Juan Damasceno (†749). (Considerado el último de los padres orientales)
Osio de Córdoba (†357)
San Julio I (†352)
San Paciano (†390)
San Justino (†165)
San Pánfilo (†309)
San Leoncio de Bizancio (siglo VI)
San Paulino de Nola (†431)
San Macario (†390)
San Pedro Crisólogo (†450)
San Máximo el Confesor (†662)
San Febadio (†siglo IV)
San Melitón de Sardes (†180)
Rufino de Aquileya (†410)
San Metodio de Olimpo (†311)
Salviano (siglo V)
San Nilo el Viejo (†430)
San Siricio (†399)
Orígenes (†254)
Tertuliano (†222)
San Policarpo de Esmirna (†155)
San Venancio Fortunato (†610)
San Proclo (†446)
San Vicente de Lerins (†450)
Pseudo Dionisio Areopagita (siglo VI)
San Serapión (†370)
San Sofronio (†638)
Taciano (siglo II)
Teodoro de Mopsuestia (†428)
Teodoreto de Ciro (†458)
San Teófilo de Antioquía (siglo II)

lunes, 2 de marzo de 2009

Gastronomía


Gastronomía es el estudio de la relación del hombre, entre su alimentación y su medio ambiente (entorno). Gastrónomo es la persona que se ocupa de esta ciencia. A menudo se piensa erróneamente que el término gastronomía únicamente tiene relación con el arte culinario y la cubertería en torno a una mesa. Sin embargo ésta es una pequeña parte del campo de estudio de dicha disciplina: no siempre se puede afirmar que un cocinero es un gastrónomo. La gastronomía estudia varios componentes culturales tomando como eje central la comida.
Régimen
Gastronomía vegetariana
Gastronomía naturista
Gastronomía macrobiótica
Gastronomía frugívora
Gastronomia Cientifica

Épocas
Gastronomía de Navidad
Gastronomía de Semana Santa
Época colonial

Religión
Gastronomía budista
Gastronomía cristiana
El unico registro Bilbico que conseguimos es el que esta en (Hechos 11:29) que no coman carne de animales ofrecidos en sacrificios a los idolos, que no coman sangre ni carne de animales estrangulados... Esta fue una carta envia desde la Iglesia de Jerusalén a los cristianos no judíos de las iglesias en Antioquía, Siria y Cilicia (Hechos 11:22-28)
Gastronomía del Islam
Gastronomía Judía
Gastronomía rastafari

calendario lunar

Calendario lunar
Un calendario lunar es aquel que indica las fases de la Luna. Esto se hace normalmente por medio de tener un mes que corresponda a la lunación, de tal forma que los días del mes indican una fase lunar. Por lo general la Luna Llena indica el inicio del mes. Los calendarios que siguen este ciclo tienen meses que duran 29 a 30 días (mes anomalístico). Si el calendario, además, indica las estaciones, se llama calendario lunisolar.
Calendarios Lunares

Calendario Lunar Inca
Sistema de medida del tiempo empleado por los pueblos de Cuzco hacia el siglo XV. Está basado en las fases lunares.
El año, de 360 días, estaba dividido en 12 lunas de 30 días cada una. La organización mítico-religiosa determinaba la sucesión en el calendario a través de las 12 lunas. Correspondientes a festividades y actividades cotidianas:
Capac Raimi Quilla, Luna de la Gran Fiesta del Sol, equivalente al mes de diciembre o descanso.
Huchuy Pucuy Quilla, Pequeña Luna Creciente, enero, tiempo de ver el maíz creciendo.
Hatun Pucuy Quilla, Gran Luna Creciente, febrero, tiempo de vestir taparrabos.
Pacha Pucuy Quilla, Luna de la flor creciente, marzo, mes de maduración de la tierra.
Ayrihua Quilla, Luna de las espigas gemelas, abril, mes de cosecha y descanso.
Aymoray Quilla, Luna de la cosecha, mayo, el maíz se seca para ser almacenado.
Haucai Cusqui Quilla, junio, cosecha de papa y descanso, roturación del suelo.
Chacra Conaqui Quilla, Luna de riego, julio, mes de redistribución de tierras.
Chacra Yapuy Quilla, Luna de siembra, agosto, mes de sembrar las tierras.
Coia Raymi Quilla, Luna de la fiesta de la Luna, septiembre, mes de plantar.
Uma Raymi Quilla, Luna de la fiesta de la provincia de Unia, octubre, tiempo de espantar a los pájaros de los campos recién cultivados.
Ayamarca Raymi Quilla, Luna de la fiesta de la provincia de Ayamaca, noviembre, tiempo de regar los campos.

Calendario Lunar Musulmán
El calendario musulmán es lunar, y por eso los meses comienzan con el fin de la Luna Nueva y la aparición en el cielo de un fino hilo de Luna que los árabes denominan “hilal”. Consta de 12 meses, 6 de 29 días y 6 de 30 días totalizando 354 días.
El mes más importante de dicho calendario es el noveno, denominado “Ramadán”, mes de ayuno islámico, que comienza con la aparición del noveno hilal y que finaliza cuando se vuelve a divisar de nuevo el siguiente hilal, empezando así el Eid Al Fitr, que da por terminado el ayuno.
Calendario Lunisolar Babilonio Tenían un calendario lunisolar con 12 meses lunares de 30 días cada uno, al cual añadían meses extras cuando necesitaban mantener el calendario en línea con las estaciones. El Lunisolar

Calendario Lunisolar Griego
Empleado en Grecia, constaba de 354 días, al cual se intercalaban meses extra sobre una base científica, añadiendo meses a intervalos específicos en un ciclo de años solares. Calendario lunar Maya

semana santa

La Semana Santa
es la conmemoración anual en que el calendario cristiano conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Por ello, es un período de intensa actividad litúrgica dentro de las diversas confesiones cristianas. Da comienzo el Domingo de Ramos y finaliza el Sábado Santo, aunque su celebración suele iniciarse en varios lugares el viernes anterior (Viernes de Dolores) y se considera parte de la misma el Domingo de Resurrección.
Va precedida por la Cuaresma, que culmina en la Semana de Pasión y da paso a un nuevo período litúrgico, la Pascua.
La Semana Santa cuenta con celebraciones propias que recuerdan la institución de la eucaristía en el Jueves Santo, la Crucifixión de Jesús y su Muerte el Viernes Santo y su Resurrección en la Vigilia Pascual en la noche del Sábado Santo al Domingo de Resurrección.
Durante la Semana Santa tienen lugar numerosas muestras de religiosidad popular a lo largo de todo el mundo, destacando las procesiones y las representaciones de la Pasión.

la cuaresma

La cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y finaliza el [[Jueves Santo]] antes de la misa de la última cena de Jesús con sus apóstoles. Los domingos no se consideran de cuaresma porque son pascuales. Vendrían a ser 40 días de preparación para la Pascua.
La duración de cuarenta días simboliza entre otras cosas, el retiro de Jesús 40 días en el desierto previo a su ministerio y el retiro de 40 días de Moisés en el desierto. También simbolizan los 40 días que duró el diluvio, además de los 40 años de la marcha del pueblo Judío por el desierto y los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto. A lo largo de este tiempo, los fieles católicos están llamados a reforzar su fe mediante diversos actos de penitencia y reflexión.
La Cuaresma tiene cinco (5) domingos, más el Domingo de la Pasión o de Ramos, en cuyas lecturas los temas de la conversión, el pecado, la penitencia y el perdón, son dominantes.
No es un tiempo triste, sino más bien meditativo y recogido. Es, por excelencia, el tiempo de conversión y penitencia del año litúrgico. Por eso, en la Misa católica no se canta el “Gloria” al final del acto penitencial (excepto el Jueves Santo en la misa de la Cena del Señor), ni el “Aleluya” antes del Evangelio.
El color litúrgico asociado a este periodo es el morado que significa discreción, penitencia y dolor